En una final marcada por la controversia, la selección masculina de Argentina se proclamó campeona del Mundial de Talla Baja luego de que Paraguay abandonara el encuentro debido a inconformidades con las decisiones arbitrales.
El partido que se llevaba a cabo en el Microestadio Malvinas Argentinas de Argentinos Juniors mostraba a Argentina liderando con un marcador de 3-1 a su favor, con tres goles anotados a través de lanzamientos desde el punto penal. La intensidad en el juego fue evidente desde el inicio, con Paraguay abriendo el marcador a los 8 minutos mediante un potente disparo del delantero Pedro Ruiz. Sin embargo, el equipo albiceleste, bajo la dirección de Mariano Rojas, logró revertir el marcador con tres goles del defensor Catriel Brassesco.
El encuentro se vio empañado por un incidente cuando, cerca del final del primer tiempo, un escupitajo desde la tribuna dirigido a un jugador paraguayo desencadenó la molestia en la delegación visitante, que decidió retirarse al vestuario expresando su descontento hacia las decisiones del cuerpo arbitral liderado por Sebastián Solís.
A pesar de los intentos por parte de la organización del evento para persuadir a Paraguay a reanudar el partido, ofreciendo incluso la posibilidad de cambiar al equipo arbitral o iniciar el juego desde un empate 0-0, la delegación paraguaya se mantuvo firme en su decisión de no volver al terreno de juego.
Siguiendo lo estipulado por el reglamento, Argentina fue declarada campeona, ya que, según el reglamento, el partido debía continuar y Paraguay optó por no hacerlo. “Por reglamentación, el partido debía continuar y Paraguay no quiso hacerlo. Somos campeones del mundo”, afirmó Facundo Rojas, capitán del equipo argentino. Silvia Rojas, Coordinadora del Mundial de Talla Baja, mencionó que se agotaron todos los medios para que el partido continuara, mostrándose sorprendida por la decisión de Paraguay.