Antes de lo pensado

Suerte para el gobernador Raúl Jalil que el destino fue resolutivo y rápidamente le presentó una oportunidad para tener un acercamiento al presidente Milei. Señalamos hace unos días en un análisis post electoral, la encrucijada que planteaba al Gobierno provincial la nueva configuración política del país. Elección trás elección, el peronismo de Catamarca se consolida como ganador, pero se encuentra cada vez más solo en el mapa nacional. Con el bloque de gobernadores opositores frizado y los libertarios creciendo en el Congreso, la gobernabilidad de la provincia y su vínculo con Nación demandarían nuevas estrategias.

 

Partiendo de ese diagnóstico, y aún sin haber sido un encuentro decisivo en absoluto, la convocatoria a Casa Rosada fue políticamente muy oportuna para el mandatario. Si bien en términos programáticos solo sirvió para conversaciones preliminares sobre los proyectos de Nación, dejó buenas sensaciones para los gobernadores en general, con algún plus para el de Catamarca.

 

En primer lugar, la apertura de diálogo para discutir el presupuesto, a priori, resulta positivo para los gobiernos provinciales, que hace dos años gestionan en un mar de incertidumbre por la falta de previsibilidad. Poder avanzar en la ley de leyes permitiría más certezas en la planificación y menos dependencia política de la voluntad discrecional de Nación. Y los gobernadores, incluido Jalil, tuvieron gestos de apertura al aceptar hablar de un presupuesto con “equilibrio fiscal”.

 

Los otros temas, reforma fiscal e impositiva, reforma y modernización laboral y reforma del Código Penal, tampoco parecen generar dilemas ideológicos al mandatario provincial. De hecho, quizás sean los ámbitos en los que mayor cercanía, por no decir coincidencia, hay entre la visión del Gobernador y el propio Presidente. No es especulación sino inferencia a partir de políticas impulsadas por el Ejecutivo Provincial y las posturas personales de su titular públicamente expresadas. Lo que hace presuponer que esas iniciativas de Nación ofrecen a la provincia una excelente oportunidad de dar gestos de buena voluntad política.

 

La convocatoria también fue positiva para el Gobernador en términos simbólicos. Con el bloque de mandatarios peronistas vetados del encuentro y con Nación aplicándoles la ley de hielo, la invitación y posterior presencia de Jalil en la cumbre deja la tranquilidad de que, dentro de las ásperas condiciones del Gobierno, el catamarqueño mantiene el estatus de interlocutor. Eso no solo es bueno para la gestión sino también para su perfil político, en el inicio de la recta de dos años directa a las elecciones 2027.

 

Por fuera de esto, y sin muchos más avances que el acercamiento liminar, lo más colorido parece haber sido lo gestual y el lenguaje corporal del Presidente en su ronda de saludos uno por uno a todos los presentes. Approach en la que a Jalil lo saludó con un apretón de manos menos seco que a varios otros pero no tan amistoso como los más cercanos. De hecho, algunos señalan que en el saludo se notaron unas ganas contenidas de Jalil y una indecisión de Milei que no dejaron prosperar el abrazo.

 

El esquema político nacional atraviesa una profunda reconfiguración forzada por el crecimiento de LLA. La solidez electoral de Jalil y el peronismo en la provincia dan tranquilidad fronteras hacia adentro, pero obligan a repensar las estrategías de vinculación con el Gobierno nacional y su creciente poder. Sin derrapar a la genuflexión pero evitando el aislamiento asfixiante. Jalil necesitaba un acercamiento. El devenir político se lo dio más pronto de lo pensado.