Algo nuevo bajo el sol

Suele decirse al revés: “nada nuevo bajo el sol”, como que ya todo está visto. Pero la política argentina rompe todos los moldes y siempre vuelve a sorprender. Ahora mismo se da un proceso que no se vio nunca en la historia.

Porque elección tras elección hay una fuerza que invita a seguir, a afianzarse, a consolidar los logros (el oficialismo) y otra fuerza que propone el cambio (la oposición).

El cambio es la palabra mágica, la que usan todos los que quieren llegar al poder. La fórmula es siempre la misma: muestran todo lo que está mal y ofrecen cambiarlo.

Ahora parece que la tiene monopolizada el macrismo, que la usó en Cambiemos y Juntos por el Cambio, pero antes la usó el peronismo. Siempre o casi siempre funciona. Al menos es un mensaje claro y concreto.

Pero ahora se ve algo inédito: el oficialismo propone el cambio. Una cosa de locos.

Es lo que hizo Cristina, que es la vicepresidenta, al decir que las cosas están muy mal, pero que ella ya cambió el país y puede volver a hacerlo. La pregunta es simple, si puede hacerlo ¿por qué no lo hace?

Esta campaña de oficialismo opositor nunca se vio en el mundo, y es la más chabacana interna del mundo, que debería avergonzar al peronismo todo. Ya quedó en el tacho de basura lo de “primero la Patria, después el movimiento y después los hombres”.

Ahora es “primero yo, después vemos”. Hasta llegó a decir que sin ella el peronismo estaría dividido… ¡cómo si estuviera unido! ¡Ella hablando pestes del presidente que ella misma puso se presenta como garantía de unidad! Es un delirio total.

Pero los juegos de la política son así, es más, ya aburren, porque reinan la apatía y el descreimiento de la gente, que digan lo que digan ya sabe quiénes se van a hacer ricos y quienes les van a pagar la fiesta. Eso no cambia.

El problema no son los discursos, es el bolsillo. Es el sueldo que no alcanza, y el boleto que aumenta, la nafta que aumenta, el pan que aumenta, las deudas, los servicios, la plata que sirve para la primera semana del mes y se termina, los billetes de mil que se van en segundos.

Ya no hay discurso que movilice más que a los militantes rentados para simular un operativo clamor. Cero entusiasmo en la gente, que tiene problemas muy serios.

Y el Gobierno lo sabe, por eso trata de encontrarle la vuelta a lo que parece una derrota anunciada. Así están las cosas, y por eso cada día son más los que creen que la decisión de llevar las elecciones a octubre, si se confirma, será tan desastrosa en Catamarca como lo fue la idea de Brizuela del Moral de ir por un tercer mandato.

Marzo y sin PASO ya estaba cocinado, pero el G1 fue a Buenos Aires y le cambiaron la orden. Entonces bajó con la buena nueva. Ahora todos se agarran la cabeza y en la oposición se frotan las manos.

Esa misma Cristina que alguna vez decidió la suerte de la elección catamarqueña, hoy es piantavotos y puede llevar al PJ local a un fracaso catastrófico.

El Catucho.

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