A un año del gobierno de Javier Milei, la mitad de los argentinos sigue bajo la línea de la pobreza

El gobierno de Javier Milei ha enfrentado diversas críticas desde su llegada al poder, con algunos pronósticos que predecían su caída rápida. Sin embargo, a un año de su gestión, la administración de La Libertad Avanza (LLA) se mantiene sólida, destacándose por una situación económica que, aunque favorece a los sectores más acomodados, ha tenido un impacto limitado en los sectores más vulnerables.

Según un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA), la pobreza afectó al 49,9% de la población durante el tercer trimestre del año, lo que representa un aumento de 5,2 puntos en comparación con el mismo período de 2023 (44,7%). Aunque este dato es superior al 54,9% registrado a principios de año, sigue marcando la tasa de pobreza más alta en los últimos 20 años, lo que significa que más de 23 millones de argentinos se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Además, la indigencia subió del 11,9% al 12,9%, lo que impacta a más de 6 millones de personas.

 A pesar de estas cifras alarmantes, el presidente Javier Milei sostiene que la pobreza “baja”, en parte debido a los recortes en programas sociales y otras políticas que han afectado a los sectores más pobres, como la reducción de prestaciones sociales y el desabastecimiento de comedores comunitarios. Según el presidente, la disminución de la pobreza debe basarse en mejoras sostenibles a largo plazo, y considera que las ayudas sociales son “artilugios politiqueros” que solo perpetúan la pobreza a largo plazo.

¿Realmente baja la pobreza?

El director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, advirtió que la caída de la pobreza, observada en los últimos meses, se debe principalmente a un “efecto estadístico” relacionado con la canasta básica alimentaria y total, vinculado al aumento del ingreso familiar. Sin embargo, Salvia destacó que este descenso no garantiza que los hogares hayan podido acceder a la totalidad de la canasta, ya que si bien los precios de los alimentos han disminuido, los costos de los servicios públicos han aumentado significativamente.

El informe también reveló que el 29,4% de los hogares ha reducido el gasto en medicamentos, el 29,9% ha dejado de pagar impuestos o tasas, y el 27,1% no ha podido abonar servicios básicos. En este sentido, el economista resaltó que la caída de la pobreza no se traduce en un aumento del consumo, ya que muchas familias continúan recortando gastos esenciales debido a la inflación y los altos costos de vida.