Casi por casualidad, por un trabajador que se golpeó y fue a buscar ayuda a ECA, se destapó otro fabuloso negocio de los Jalil: ahora desplazaron a la histórica empresa de emergencias y se quedaron con más millones para la colección.
Nada había trascendido de esta jugada, en la que el monopolio de la salud se expande y se expande como una mancha de petróleo en el océano, engordando y engordando, como siempre, con dinero público.
Ojo… capaz que la cobertura es buena, capaz que el servicio sale más barato. El tema es que TODAS las oportunidades de negocios se las queda siempre el mismo grupo, y oh casualidad es el grupo de la familia del gobernador.
Como un pulpo hambriento e insaciable, el Grupo Jalil avanza sobre todo, y ahí donde hay un servicio para ofertar al Estado, justo aparecen ellos para quedárselo.
¿Será todo casualidad? ¿Hay tráfico de influencias, contactos, favores?
Si hay pequeñas, medianas y grandes empresas que la están pasando mal, por suerte a los Jalil les va bien. Jalilandia es una realidad y con Raúl en el Gobierno gozan de días, semanas, meses y años de prosperidad.
Sanatorios, clínicas, farmacias, concesionarias de vehículos, locales gastronómicos, negocios inmobiliarios. Lo tienen todo. Pero quieren más, siempre más. Y levantar el teléfono con el círculo rojo de funcionarios parece que ayuda.
¿Algún día se podrá saber cuánto le factura el Grupo Jalil directa e indirectamente al Gobierno?
Ahora la perjudicada es ECA, una empresa privada que trabajó por décadas y se queda sin un interesante paquete. Claro que se podrá decir que se cambió de un grupo privado a otro, pero cuando los mismos de siempre están de los dos lados del mostrador empiezan las dudas y sospechas.
Como sea, felicitaciones al Grupo Jalil, que siempre gana.