A dos semanas de las elecciones, las gordas pautas oficiales que se reparten entre medios y pe-riodistas amigos va dando sus frutos, y los candidatos oficialistas se pasean dando entrevistas coreográficas con pasos ensayados, donde les van alfombrando el piso para que pasen cómodos y sin tropiezos.
Como en un régimen totalitario, lo primero que se extermina es la prensa independiente, y los poderosos se aseguran paseos periodísticos donde ellos mismos eligen temas, discursos, títulos y fotos.
Curiosamente, cuando se debate quién gobernará la provincia por los próximos cuatro años, no hay criollo que haga una pregunta seria, que ponga en la mesa un tema importante. Todo se limi-ta a replicar las declaraciones armadas y prefabricadas que mandan los propios candidatos, y a charlas sonrientes donde hablan de ideas y “proyectos”.
Nadie pregunta qué hay escondido en el placard, al contrario, le meten otro candado para que nadie huela nada.
Nadie ha preguntado por los 8.000 millones repartidos en dos empresas casi fantasmas para la obra pública cartelizada.
Nadie pregunta sobre la causa del asesinato del ministro Juan Carlos Rojas, que quedó guardada en el freezer.
Nadie pregunta por las estafas de las financieras y la participación protagónica de legisladores, funcionarios y exfuncionarios, que no sólo timbeaban sino que le cobraban impuestos a esas fir-mas truchas, avalando su accionar.
Nadie pregunta por la subfacturación de litio que burló a las arcas estatales sin que nadie chistara hasta que Aduana lo denunció.
Nadie pregunta por qué se le compran millonadas de litio a una empresa que le robó al Estado, que lo confesó y pagó la multa.
Nadie pregunta cuál es el compromiso de la invasión China y la colonización de enormes territo-rios.
Nadie pregunta por los miles de familiares ñoquis en el Estado.
Nadie pregunta por el aumento del “empleo privado” que es un dibujo armado con subsidios del propio Estado.
Nadie pregunta por el patrimonio de funcionarios medio pelo que compran más y más propieda-des dentro y fuera de la provincia, haciéndose millonarios de la noche a la mañana.
Nadie pregunta por el avance descarado sobre la Justicia y los organismos de control, que res-ponden todos al gobierno.
Nadie pregunta por la participación de familiares y empresas amigas como proveedoras del Esta-do.
Nadie pregunta por el vaciamiento de la salud ni de la destrucción de las escuelas.
Nadie pregunta por la sobrfacturación ni el origen del dinero con que se pagan encuestas, spots ni cotillón de campaña. Ni hablemos de la impresión de votos.
Nadie pregunta de verdad, todos bailan al ritmo del que pone la música. Y la platita.
Los lazarillos guían a los ciegos, y también a los que prefieren que no se vea.
La visión del catucho