Cuatro años se pasó el oficialismo provincial renegando de la deuda de Mauricio Macri, y a un par de meses de terminar la gestión, sepultan a la Provincia pidiendo un préstamo de 10.000 millones de pesos.
Una incongruencia en todos los frentes, primero en el discurso, ya que condenaron la deuda a viva voz cada vez que abrieron la boca, y ahora se endeudan ellos mismos, o mejor dicho, nos endeudan a todos.
¿Cómo es eso? ¿Hay deudas lindas y deudas feas? ¿Si Macri endeuda está mal pero si Jalil endeuda está bien? ¿La deuda es buena o mala según el partido al que pertenezca el que la contrae?
Pero hay más… si el gobierno de Jalil tuvo un caballito de batalla fue decir que la provincia no estaba endeudada, que tenía superávit, que tenía plazos fijos en pesos y en dólares, que la economía estaba “ordenada”. ¿Entonces para qué se endeuda? No tiene ningún sentido. Es como salir a presumir de que uno es millonario y después andar pidiendo prestado.
Por algún lado están mintiendo, o se está manejando el tema con mucha irresponsabilidad. ¿Qué derecho tiene un Gobierno que está terminando de embargar a la próxima gestión en 10.000 millones de pesos?
Todo huele muy feo, y muchos piensan que se salió desesperadamente a buscar platita fresca para la campaña, con la idea de que grandes desembolsos permitan “comprar” votos para evitar el papelón en las urnas y revertir la imagen de la mala gestión.
Es muy llamativo que se contraiga una deuda multimillonaria en campaña y en el epílogo de la gestión, y es más llamativo que lo haga un Gobierno que viene repitiendo que sus cuentas son una maravilla.
Ahora se aferran a la muletilla de que tienen la facultad de hacerlo. Fenómeno, tenés la facultad. Pero hay algo que se llama ética, que se llama coherencia, que se llama don de la oportunidad. No se puede sacar una deuda de la galera y dejarla de regalo cuando te están yendo.
¿Quién gana con ese super préstamo? ¿Quién pierde? La excusa es que va a usarse la plata en obra pública. ¿Pero no es que la obra pública está en su mejor momento? Además si tienen la responsabilidad de administrar, la obra pública se tiene que hacer con el dinero disponible, no salir a pedir prestada una fortuna.
Todas estas dudas se plantean por la falta de transparencia del Gobierno, porque nunca ha sido claro con el manejo de dinero, porque nunca detalló qué reservas tiene, qué depósitos hace en dólares, qué depósitos hace en pesos, qué jueguitos financieros hace con el dinero de todos, qué ganancias o pérdidas dejan esos juegos y dónde va a parar esa plata de los intereses.
Nada se explica, nada se aclara, nada se transparenta. Todo es secreto como si fuera una empresa privada. Y para colmo una empresa que viven diciendo que es fabulosa como funciona y de la noche a la mañana sale pidiendo un auxilio de 10.000 millones.
¿Será es plata para otro avión? ¿Será para ese barril sin fondo del estadio? ¿Será para la campaña?
Nada se sabe. Sólo que estamos endeudados hasta el cuello. Pero a no quejarse… las deudas de los demás son feas y sucias. Esta deuda es hermosa y nos traerá felicidad a todos.
La visión del catucho