Se produjeron multitudinarias movilizaciones en Estados Unidos contra la violencia racial.
Casi la mitad de los Estados del país están haciendo uso de la Guardia Nacional, mientras el toque de queda nocturno avanza por todo el país, sin conseguir aplacar las protestas, saqueos y disturbios. Por su parte, el presidente Donald Trump, canaliza su ira en Twitter contra los manifestantes.
Seis noches de protestas tras la muerte de George Floyd. Decenas de ciudades en toque de queda. 15 estados utilizando a la Guardia Nacional. Represión policial, disturbios y el presidente de Estados Unidos instando a declarar grupo terrorista al movimiento antifascista, mientras el desempleo alcanza las 40 millones de personas y las muertes por coronavirus superan los 104.000 fallecidos.
Este es el panorama de Estados Unidos, donde, en la noche del 31 de mayo al 1 de junio, la violencia continuó in crescendo, especialmente en Washington D.C., su capital. La policía, mediante gases lacrimógenos, que produjeron imágenes de personas tosiendo en plena pandemia, no consiguió detener a los manifestantes, que llegaron a las puertas de la Casa Blanca, mientras el sótano de la iglesia de Saint Johny la sede de la Federación Estadounidense del Trabajo ardían. Donald Trump, según desveló CNN estuvo el viernes, al menos, una hora en un búnker escondido como precaución a lo que pudiera pasar.
La presencia militar y policial y los toques de queda no están aplacando la ira de los manifestantes y los disturbios y saqueos están yendo a más. Un movimiento que se ha extendido por todo el país, para protestar contra la muerte de George Floyd y la violencia estructural contra los afroamericanos, pero donde también se está sintiendo el colapso producido por los efectos que está dejando el Covid-19, tanto en número de contagios y fallecidos, como en desempleo y crisis económica.

Durante el día, protestas pacíficas; en la noche, disturbios y saqueos
La muerte, tras un arresto violento, de George Floyd en Minneapolis, Minnesotta, ha sido la gota que ha colmado el vaso para miles de personas en Estados Unidos. Durante el día se multiplican las protestas pacíficas, en marchas o acciones simbólicas que protestan contra la violencia estructural que sufren las personas afroamericanas.
Sin embargo, cuando cae la noche, el caos se dispara. Esta noche de domingo 31 de mayo, en los alrededores de la Casa Blanca en Washington D.C. se pudieron ver distintos incendios causados por manifestantes violentos; en Nueva York y el sur de California se produjeron distintos saqueos de comercios; y en Minneapolis, Minnessota, un camión cisterna se dirigió hacia los manifestantes.
Son sucesos, que a medida que pasan los días, están dejando de ser aislados para extenderse por todo el país. En Louisville, Kentucky, fuentes de la CBS, informaron que la policía mató a tiros a un hombre, alegando que habían sido disparados antes. En Boston, también se produjeron disturbios, después de que los manifestantes incendiaran un crucero. En Birmingham, Alabama, manifestantes derribaron una estatua confederada. Mientras que en Atlanta dos policías fueron apartados por el exceso de violencia mostrado en el siguiente video.
egún EFE, cuarenta ciudades del país impusieron toque de queda, lo que significa la mayor cifra desde 1968, cuando Martin Luther King fue asesinado en plena campaña electoral y en manifestaciones contra la guerra.
Unas manifestaciones que están dejando centenares de arrestos en todo el país. Concretamente, en Nueva York, 350 personas fueron detenidas, entre las que se encontraba, según fuentes de la policía local, la hija del alcalde Bill de Blasio, que terminó siendo liberada después de que le dieran “un boleto de comparecencia”.
Pero las protestas no terminan en el país: Londres, Berlín, Nueva Zelanda, Australia o Países Bajos vivieron sus primeras marchas para protestar por la muerte de George Floyd y todo lo que signiica para la población aforamericana.

Donald Trump pone el foco en el movimiento antifascista
No corren los mejores días para el presidente de Estados Unidos. Donald Trump tuvo que ser escondido en un búnker de la Casa Blanca, al menos una hora, el viernes 29 de mayo, según desveló la cadena televisiva CNN. Esto se produjo después del forcejeo de manifestantes con la policía secreta, que causaron el temor de Donald Trump por su integridad.
Según desvela The New York Times, sus asesores no están contentos con la estrategia del presidente de avivar las llamas, vía Twitter. Aunque ha dicho que habrá justicia por la muerte de George Floyd, no ha dejado de fomentar la confrontación en redes. Un gesto que para muchos analistas recuerda al de Richard Nixon en 1968, con el que consiguió emitir un mensaje de “Ley y Orden”; precisamente, estas fueron las palabras, que Trump utilizó en uno de sus último tuits de la noche del domingo, antes de, por fin, y para alegría de sus asesores, quedarse callado durante una nueva madrugada de disturbios.
Horas antes, sin embargo, aseguró que iba a declarar como grupo terrorista al colectivo Antifa. Una forma de culpabilizar de la situación en las calles de Estados Unidos a los colectivos de izquierdas, en lugar de, como le dicen sus asesores, pensar que es una respuesta sistémica a la opresión afroamericana, así como las cifras preocupantes económicas que está dejando el coronavirus, con más de 40 millones de desempleados. Este fue el tuit: “Los Estados Unidos de América designarán a ANTIFA como una organización terrorista”.
The United States of America will be designating ANTIFA as a Terrorist Organization.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) May 31, 2020
El antifascismo es un movimiento histórico surgido en la primera mitad del siglo XX, como respuesta a la aparición del fascismo en Europa, con líderes como Benito Mussolini, en Italia, Francisco Franco, en España, o Adolf Hitler, en Alemania. Desde la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial, el movimiento antifascista se ha enfrentado y opuesto, a toda ideología cercana al fascismo.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, y su cercanía a los supremacistas blancos, ha hecho que el movimiento crezca en norteamerica, y los hechos acaecidos ante la muerte de George Floyd, han despertado el activismo del movimiento “antifa”.
Sin embargo, no es un colectivo organizado, sino un movimiento. Esto ha despertado las críticas de la demócrata Alexandría Ocasio-Córtez que se preguntaba por qué el FBI no considera a los supremacistas blancos, como grupos de terrorismo interno, cuando sí que están organizados y se conocen a sus líderes.
Una pregunta, que en el caso de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) han llevado más allá, al asegurar que Trump “no tiene la autoridad legal para designar un grupo como terrorista interno”. Esto se debe a que Estados Unidos tiene una lista de organizaciones internacionales, así como países a los que considera terroristas, pero no posee ningún estatuto de terrorismo interno.
Fuente: France 24