Algunos se sorprendieron por la detención de Miguel De la Orden, capataz de la demolición del Banco de Catamarca, que aparece ahora metido en el lío de las financieras que clavaron a media Catamarca.
¿Qué tiene que ver De la Orden? Se preguntan varios, que recuerdan vagamente a don Miguel por su nefasto paso por el banco provincial que llevaron a la desaparición. Y resulta que todo es parte de una misma historia, que se puede armar a modo de hipótesis, siguiendo el hilo de los más memoriosos.
Miguel De la Orden era un soldado de Oscar Castillo, el gobernador que heredó la provincia de su padre de Arnoldo Castillo.
Como “dueños” de un banco, los Castillo hicieron las únicas dos cosas que podían hacer: beneficiarse y fundirlo. Se beneficiaron primero con la timba financiera, en triangulaciones escandalosas con los bancos Extrader y Feigin, que le hicieron perder fortunas a Catamarca.
Se beneficiaron luego repartiendo ayudas a amigos, que nunca devolvieron el dinero porque ya sabían que el banco iba derechito al cierre.
En esa maniobra, un funcionario estrella era el cordobés Jorge Greco, íntimo de Oscar.
También se comenta que Bulacio le regaló dos costosos caballos cuando el hijo de Arnoldo inauguró su mansión en Ancasti( Ipizca).
Dicen que Castillo-Greco-De la Orden eran casi una sociedad, y también eran águilas haciendo negocios juntos.
De la liquidación del banco salieron todos muy bien parados, también De la Orden, que como directivo del Banco de Catamarca se asignó una muy jugosa indemnización.
La trama sigue por donde ya muchos adivinan: con esa platita nació RT Inversiones, el nuevo negocio de quienes habían hecho plata dulce con el banco provincial y no querían cortar con tanta dulzura.
Todo siguió viento en popa, hasta que la época dorada de Oscar se fue apagando. Después de que se oxidaran los tornillos con que se había encajado en el Congreso, sabiendo que no podía presentarse a ninguna elección porque tiene imagen más negativa que un rollo Kodak velado, era hora de irse. Y de perder los fueros.
Coincidencia o no, fue en esa etapa en que comenzaba el adiós, que De la Orden se desprendió de RT Inversiones y la vendió a los Bulacios.
Ahora pasó lo que pasó, y el Castillo de inversiones y plata fácil se desmorona. ¡Tendrán que responder! Dirá usted, para eso está la Justicia.
Pero no, porque el juez federal se declaró íntimo amigo de los Bulacios, así que no quiso saber nada con la causa.
Tuvo que venir un santiagueño a investigar, y tomar la “sorpresiva” medida de detener a Miguel De la Orden y su hermano José.
¿Y ahora? ¿Qué pasará? Parece haber en Catamarca más financieras que cañerías rotas. ¿Hay tantas en realidad? ¿O son la mayoría satélites del dios Bacchiani?
Dicen que muchos “dueños de empresas” en realidad eran poceros con oficinas propias, que la juntaban y la entregaban al dios trader.
¿De dónde salía tanta plata? Con De la Orden podría encontrarse una de las puntas del ovillo.