La alegría es solo catamarqueña

Al final todos se quejaban pero de llenos. Sólo había que escuchar el discurso del gobernador para darse cuenta de que ¡vivimos en el mejor lugar del mundo!

La gente que fue al Poli a escuchar a don Raúl salió bailando el carnaval carioca… ¡y nosotros también! Porque resulta que todo está fenómeno en la provincia y uno no se había dado cuenta.

Nada de pobreza, nada de indigencia, nada de inflación, nada de reclamos… sólo un torrente de buenas noticias, algunas tan pero tan buenas que merecían ser repetidas, como las obras que anunció este año, y el año pasado, y el anterior. Porque eran buenos anuncios y ya se sabe… lo bueno si se repite, dos veces bueno.

También hubo anuncios pero recontra espectaculares, como que los que llevan seis meses en la Administración Pública pasan a planta permanente, aunque claro, eso siempre fue así, pero faltaban anuncios y se lo presentó como noticia. El año que viene capaz que anuncian cosas como que el 25 de diciembre será Navidad.

Igual el discurso tuvo sus puntos altos, como cuando anunció que ¡va a ampliar el estadio! Sí, lo que todos esperábamos emocionados. Porque no se gastó suficiente plata en hacerlo, clausurarlo, investigarlo y arreglarlo. ¡Hay que hacerlo más grande! Brillante idea. Ni que el asesor de Jalil fuera alguien vinculado con la empresa constructora. Ah, cierto que es Eduardo Niederle.

Qué dirá ahora el ministro Brunello, que anunció que el estadio se reinauguraba el 15 de diciembre de 2021. Ya va para los seis meses de atraso, está peor que Bacchiani. Y para colmo se vienen más obras y más millones tirados. Y bueno, habrá una segunda inauguración y después una tercera con la ampliación, va a ser el único estadio del mundo con más inauguraciones que partidos jugados.

También dijo que Catamarca lidera el crecimiento del empleo privado, algo que los medios oficialistas publican dos veces por semana aunque nadie logra saber dónde se mide eso si en la calle hay cada vez más miseria.

También habló de lo hermosa que es la minería y cómo nos va a ayudar a todos a ser más felices, y de Lucía, Lucía, Lucía, se la pasó nombrando a Lucía, como reconociendo que no podrá cortar el cordón político-umblical hasta tener votos propios.

El discurso anual fue un cuadro impresionista pintado por el gobernador, y deja claro cómo ve él la provincia. Lástima que no tiene nada que ver con lo que pasa en la vida real.

Capaz que los que le escriben el mensaje tendrían que tener menos reuniones con empresarios, menos viajes en avión al exterior, y más salidas por los barrios.

Seguramente verán que la cosa es bastante diferente a un carnaval.

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