La primera parte de la historia es conocida, la segunda no tanto, porque se ocupan de esconderla al máximo.
La primera parte es que en una provincia sin helicóptero ni aviones hidrantes, con cortes de agua y luz, con la mayoría de la población sin cloacas, con comedores comunitarios que no reciben suministros, con 100 mil personas cobrando el IFE mientras duró, con un sistema sanitario en crisis, con un hospital central que se inunda, con calles llenas de mendigos; el Gobierno se dio el lujito de hacer una compra directa por 9 millones de dólares para tener un avión nuevo, que se publicitó como sanitario pero que ni siquiera está acondicionado como tal. Eso sí, lo usaron como taxi para amigos, para llevar ministros, etc., etc.
Lo menos conocido, que ya es el colmo: el avión está en malas condiciones. O mejor dicho, no está. Se lo llevaron de nuevo a Estados Unidos porque tiene una falla de fábrica. Fábrica que por otro lado ya no hace más esa clase de aviones, así que los millones de dólares que gastó Catamarca andan deambulando por el país del Norte a ver quién le encuentra arreglo.
Los técnicos detectaron una vibración en el motor derecho, por la cual no lo tendrían que haber recibido, pero lo trajeron igual porque ya la demora en la entrega generaba sospechas. Y ahora es tarde, no para el arreglo, porque estaría dentro de la garantía, sino para admitir el error.
Los aviones similares que hay en el país son revisados y se les hace mantenimiento en el país, pero para el Lear Jet 75 Liberty de Catamarca no hay solución por acá: la falla es de fábrica y hoy por hoy, tras el multimillonario gasto en dólares que se hizo, el avión no está.
Todo es muy raro, ¿habrá algún negociado detrás? La compra del avión no se caracterizó por su transparencia, y de ahí en adelante todo se hace entre gallos y medianoche. Una porque no quieren dar la cara por el fiasco de tener que salir a decir: “Gastamos una fortuna y nos vendieron un avión fallado”, y otra porque no saben cómo solucionar.
Por eso no se informa nada, y se elige el silencio sepulcral.
Sería bueno que alguna vez cuenten la operación completa, quiénes intervinieron, qué favores se hicieron o se pagaron, y sobre todo qué favores se deben. Tuvo que haber una razón para comprar uno de los aviones más caros del mercado, cuando por la mitad se conseguía una nave apropiada, si es que querían renovar la flota.
El tema viene “mal parido” y nadie aclara porque va a oscurecer todavía más.