El maldito virus terminó con la vida de María Teresita del Valle Colombo de Acevedo, para todos “Marita”, una de las figuras políticas más preparada, honesta y humilde del radicalismo catamarqueño, cuyo deceso representa una pérdida enorme, no sólo para los radicales sino para Catamarca.
Nacida en 1957, médica de profesión, Marita militó políticamente desde la adolescencia, y desarrolló una carrera muy extensa en el ámbito legislativo.
Empezó en Fray Mamerto Esquiú, donde fue presidente de la cooperadora del hospital de San José de Piedra Blanca.
Muy joven se afilió a la UCR y presidió el comité del Departamento Fray Mamerto Esquiú entre 1989 y 1991. Quiso el destino que dejara este mundo como máxima autoridad partidaria en la provincia.
Antes fue también secretaria de la UCR entre 1993 y 1995 y vicepresidenta primera de 2001 a 2003.
Entre 1991 y 1995 integró la Cámara de Senadores de la Provincia de Catamarca, siendo presidenta provisional de dicho cuerpo en 1994.2 Ese mismo año integró la Convención Constituyente que reformó la Constitución Nacional, representando a Catamarca.1
Entre 1995 y 1997 fue subsecretaria de Salud Pública de la provincia de Catamarca, hasta que fue elegida diputada nacional por el Frente Cívico y Social de Catamarca, ocupando el cargo hasta 2001.
Se desempeñó como diputada nacional entre 1997 y 2001, y senadora nacional por la provincia de Catamarca entre 2001 y 2009. Entre 1997 y 2001 también fue consejera federal del Consejo Nacional de la Mujer.
Conocedora de todos los temas, fiel a sus convicciones, será una pieza irreemplazable para la oposición. Mujer de la democracia, logró en su despedida el reconocimiento unánime de todo el arco político.
Nuestras condolencias a sus familiares.