El respaso de la nómina de funcionarios del Gobierno provincial, desde altos cargos hasta privilegiados índices, hizo subir la temperatura de las bases peronistas, donde los militantes comienzan a crisparse al ver cada vez más apellidos directamente emparentados con sus peores años.
Que en todos los gobiernos hubo acomodados ya se sabe, es parte del folclore político, y no es el desembarco de amigos y parientes lo que molesta a los militantes: eso lo conocen y lo aceptan como parte de las reglas de juego.
Lo que molesta es que se ubiquen en primera fila aquellos que siempre fueron adversarios, y que en muchos casos ningunearon, maltrataron o persiguieron a los “compañeros”.
Legalmente hay poco y nada que objetar: las autoridades pueden designar a quien les parezca. Son todos cargos no electivos, así que en la mayoría de los casos no hay requisitos ni condicionantes, y si te dan el nombramiento ya está.
Peor hay razones para el enojo, y para entenderlos hay que repasar un poquito la historia.
Hoy en Catamarca gobierna el peronismo muy cómodamente, porque ganó las elecciones para gobernador en 2011, volvió a ganar en 2015 y volvió a ganar en 2019. No hay discusiones: el poder está en manos del peronismo.
Pero no hay que olvidarse de que esta racha viene precedida por 20 oscuros años para las Unidades Básicas, donde todo fueron derrotas y penurias.
Hay gente peronista, muy peronista, que en esos años de verdad la pasó mal. Gente que fue perseguida, que se quedó sin trabajo, que sufrió humillaciones, y aun asi nunca cambió de camiseta. Ojo, traidores también hubo un montón, pero hubo miles que se la bancaron en la trinchera años y años.
Esos compañeros leales, que soportaron dos décadas del Frente Cívico sin abandonar el barco… ¿cómo decirlo? Sí, tienen derecho a enojarse.
Tienen derecho a enojarse cuando ven a un Hernán Colombo siempre bien ubicado. Tienen derecho a enojarse cuando ven a un Luis Mazzoni, funcionario eterno, saltar de un cargo a otro como Pancho por su casa. Tienen derecho a enojarse cuando se nombra a César Tobías como posible ministro.
Porque Tobías, sin un pasado en el FCS, es también “sapo de otro pozo”. ¿Qué hizo para ganara este gobierno? Nada.
Entonces el militante de base, el que sale en las caminatas a repartir folletos y buscar el votito casa por casa, el que aplaude en los actos y discute con los vecinos, el que se pone la camiseta y nunca se la saca, se siente burlado.
Porque cuando va a pedir un cargo, un empleo, una mano, para él nunca hay. Y mientras tanto ve como suben al carro de los triunfadores los que les hacían la contra, los rivales (no digamos enemigos, es política, no una guerra).
Y la gente se cansa. Y se pregunta para qué la lealtad, para qué acompañar, para qué trabajar en campaña, si después vienen los de enfrente y copan la parada.
Atención con estos disgustos y enojos… porque el año que viene hay elecciones, y son varios los que están pensando en no dejarse tomar más por giles y en devolver gentilezas.
La Visión del Catucho
Siempre en esta mi provincia paso lo mismo, acá se suceden los gobiernos de flias., primero toman el sello del partido y luego se postulan enlistas sábanas y…la gente los elige. Si no hay conciencia cívica, esto, seguira ocurriendo. Atte.j
Lucía no habla. Lamentablemente el peronismo buscará opciones distintas en 2021