Después de muchos años, el Gobierno catamarqueño sufrió una derrota en la Legislatura, ese recinto donde ya habían dejado de existir los debates, porque todo lo manejaba el oficialismo a control remoto, de la mano de mayorías totales producto de las cómodas victorias electorales.
Así, las únicas discusiones se daban en los homenajes o en alguna que otra sesión, donde de todas formas el resultado siempre era favorable, lo que llevó a considerar la Legislatura como una simple escribanía donde se certificaba todo lo que quería el Ejecutivo sin inconvenientes.
Esa racha se cortó hoy, y cayó en el poder como un baldazo de agua helada. Porque justo en estas extraordinarias, se debía dar luz verde a Raúl Jalil para que maneje como quiera el tema minero. Y la oposición se plantó.
Lo que pasó fue que querían meter el proyecto sobre tablas (entra directo a la sesión, sin dictamen de comisión), pero para hacerlo necesitaban que los dos tercios lo permitieran, y ahí se enteró el peronismo que no le daban los números.
Un problemón porque mañana se terminan las extraordinarias, y si bien Jalil puede extenderlas, el gran golpe es psicológico, porque el Gobierno por primera vez se da cuenta de que ya no maneja todo de taquito.
Pésimo debut para el presidente del Bloque Juan Carlos Ledesma, y pésimo debut para todos los amigos sin conocimiento del tema legislativo a quienes les regalaron un lugar en las listas.
La oposición unida corta una larga etapa en la que el peronismo podía hacer la plancha en Diputados. Ahora, para disgusto de muchos, el resultado de las últimas elecciones empieza a dar frutos, y por el momento la “escribanía” se cerró.





