Se va vaciando de a poco el peronismo catamarqueño, vacío de espíritu y de convicciones, aferrado a los privilegios personales y familiares, a los negocios y a las conveniencias.
Así, con el pretexto de mantener una armonía ficticia, se autorizan todos a hacer cualquier cosa, siempre y cuando no se toquen los curros del otro.
Así, los legisladores nacionales rompen al peronismo en el Congreso y le conceden graciosamente la mayoría a La Libertad Avanza, sepultan a la fuerza que los llevó al gobierno y juegan para Javier Milei, mientras en la sede del PJ ponen leyendas de “Cristina Libre”.
Este gobierno de los acomodos, de los funcionarios hechos millonarios en tiempo record que nombran a sus familiares para que se hagan millonarios y metan más familiares, todos salen ganando demasiado como para animarse a patear el tablero y alterar un status quo donde sacan tanto provecho.
Un peronismo hipócrita que avala traiciones a cambio de cargos, en una cadena de favores putrefacta de sus dirigentes, donde todo se soluciona con un cargo, una prebenda, una partida, un sueldito de esos que no cuestan nada, total el Estado bobo invita.
Un peronismo que tiene a su militancia de profiláctico, y le hace cantar la marcha en las campañas y habla de justicia social, convertido en la casta más rancia del nepotismo, silenciando a golpes de pauta cualquier voz disidente.
Cambiaron las 20 verdades por la transa, cambiaron el bombo por las 4×4, cambiaron las unidades básicas por viajes al exterior con todo pago.
Usan a la gente para sostenerse ellos, con sus mesas de negocios donde se reparten la torta. Casta enquistada y empachada de poder, que se siente dueña de todo lo que tiene que administrar por un ratito.
Qué parecido todo a la decadencia del Frente Cívico y Social. Qué ceguera tienen que no ven cómo les van comiendo los votos elección tras elección, qué sordera tienen que no escuchan el descontento, qué necedad tienen que no se dan cuenta de que un ferretero les metió dos diputados invirtiendo dos Coca Colas en la campaña.
Amarroquen y saquen el jugo, que se les está terminando y no se enteraron, porque la soberbia les hace creer que tienen la vaca atada, como siempre pasa. Creen que tienen la sartén por el mango y van cambiando de lugares entre ellos para que reinen siempre las mismas familias en su exclusivo beneficio.





