Quién pide más

Es como en una subasta, pero al revés. El “¿Quién da más?”, acá se invierte a “¿Quien pide más?”. Y ahí todos levantan la mano, desesperados. Cuando de armar el presupuesto y pedir recursos se trata, la puja se pone áspera. Y los lápices bien generosos. Total, la que administran no es de ellos.

 

El Gobierno envió a la Legislatura el proyecto de ley de Presupuesto para el 2026 y a golpe de vista ya se puede divisar un lindo aumentito en las proyecciones de gastos de los tres poderes. Porque en la angurria de fondos, nadie se queda atrás.

 

El Poder Ejecutivo presupuestó 2.660.936.962.633 pesos el total de erogaciones, lo que representa un aumento del 25% con relación al actual ejercicio. Un presupuesto con montos billonarios. Números tan largos que ya cuesta leerlos. De ese total, el 83% son fondos para gastos corrientes, osea pagar sueldos y cubrir los costos de hacer funcionar la administración pública. Unos 2.2 billones solo para funcionar. De lo que queda, apenas 431.604.909.825, para hacer cosas. Eso sí, como el presupuesto es deficitario, también se pide permiso para tomar deuda

 

El Poder Legislativo no se queda atrás. Las Cámaras de Diputados y Senadores pidieron en conjunto unos 70.000 millones. Hace años que logran destacarse a nivel nacional como una de las legislaturas más onerosas del país, título que parece no querer resignar. Para Diputados 40.848.612.828,40, de los cuales el 99% es para pagar sueldos. Por su parte, el Senado pidió 29.469.094.045,07, con un 70% afectado al pago de salarios.

 

Claro, no es para menos. En Diputados se les paga el sueldo a 2.105 personas y en Senadores, a 959. De la suma total, 626 corresponden a la planta política. Es decir, acomodados, de dudosa productividad y sueldos millonarios. Todo esto, con un agravante; la Legislatura no genera absolutamente nada de lo que gasta y casi el 100% de los recursos que demanda salen del Tesoro Provincial. Es decir, de la nuestra.

 

El Poder Judicial también hace su pedido. Para el 2026 pidió 148.749.213.101. Con su política de siempre estar holgaditos de billetes para funcionar sin sobresaltos y tener resto para alguno que otro nombramiento. Siempre detrás de su fachada sobriedad solemne, pero bien plantado para exigir lo que quiere invocando el argumento de la independencia. Como ya ocurrió el año pasado, en el que en el atrevimiento del Ejecutivo de retocar el presupuesto, los Ministros salieron a la guerra contra el Gobernador y lo cruzaron, denunciando intromisión. Si hay plata de por medio, no hay amigos ni cercanía que valga.

 

Párrafo aparte para la Defensoría del Pueblo que debuta en esto de hacer su propia proyección de gastos y pedir biyuya. Y como no podía ser de otra manera, el Ombudsman no defraudó en su ya conocida angurria. Solo pidió 3.272 millones. Un vueltito. Pero esencial, según el organismo, para afrontar su rol “más amplio, activo y participativo”. Claramente, no se esperaba menos, en el presupuesto se pide plata para vehículos, que en los organismo que conduce Mera siempre son insuficientes. Para qué, nadie sabe a ciencia cierta. Porque en todos estos meses lo único que se le conoció como gestión  fue su “salvadora” intervención en la demanda por las pensiones por discapacidad, que se celebró como un triunfo y que al final no valió para nada, porque Nación hizo lo que quiso.

La Legislatura ya analiza el Presupuesto para el próximo año. La proyección de gastos de un Estado que tiene más de 37 mil empleados y 500 funcionarios, un Poder Legislativo con gastos siderales y organismos “descentralizados” que funcionan como covacha política. Un Estado que predica austeridad pero cuando hay que gastar, siempre pide más.