Testimonio clave reaviva la investigación sobre presuntos “safaris humanos” durante el sitio de Sarajevo

El testimonio del jubilado bosnio Edin Subasic, de 62 años, volvió a cobrar relevancia en el marco de la investigación que la Fiscalía de Milán inició esta semana sobre los presuntos “safaris humanos” ocurridos durante el sitio de Sarajevo (1992-1996), el asedio más prolongado a una capital en la historia moderna. Las denuncias señalan que civiles italianos habrían viajado a la zona de conflicto para pagar por la posibilidad de disparar contra pobladores sitiados.

Subasic, por entonces profesor de literatura y periodista, se unió al Ejército de Bosnia-Herzegovina al inicio de la guerra y luego ingresó al Servicio de Inteligencia Militar (ARBiH). Fue allí donde escuchó por primera vez las versiones de estos supuestos “safaris”. Según relata, los francotiradores extranjeros elegían a sus víctimas según una macabra escala de precios: hombres, mujeres, niños, embarazadas o soldados.

A finales de 1993, el general Mustafa Hajrulahovic, jefe del servicio, le asignó el análisis de los interrogatorios a prisioneros serbios. Entre ellos, Subasic encontró un testimonio que marcaría un punto de inflexión: el de un joven voluntario de Paracin, Serbia, capturado tras desorientarse en la línea de frente. El detenido aseguró haber llegado en un autobús junto a otros serbios y “cinco italianos con equipo de caza y armas caras”. Según su declaración, estos hombres afirmaron no ser mercenarios sino “cazadores” que pagaban para disparar contra civiles en Sarajevo.

El prisionero fue interrogado dos veces. Subasic afirma que los italianos habrían descendido en Pale, a 15 kilómetros de la capital, donde eran recibidos por fuerzas especiales serbias y luego guiados hacia las zonas de combate. Tras realizar su informe, el Servicio de Inteligencia bosnio contactó a oficiales del SISMI, la agencia de inteligencia italiana entonces desplegada en la misión de paz de la ONU (Unprofor). Subasic sostiene que el SISMI confirmó la veracidad del testimonio y garantizó que la actividad había sido “neutralizada”.

El exagente también describe la compleja logística detrás de estas operaciones, que incluía vuelos desde Italia hacia Hungría, traslados terrestres a Belgrado y luego movimientos en autobús o helicóptero hasta Pale. Según él, este esquema solo podía sostenerse con la intervención de un aparato de inteligencia altamente organizado.

Su testimonio fue recogido en el documental Sarajevo Safari, difundido por Al Jazeera Balkans en 2022. La repercusión llegó hasta Italia, donde el periodista y escritor Ezio Gavazzeni presentó una denuncia de 17 páginas ante la Fiscalía de Milán, incorporando el relato de Subasic a la investigación.

La voz de quienes vivieron bajo el fuego

Otra figura clave es Benjamina Karic, exalcaldesa de Sarajevo y actual responsable de Novo Sarajevo, quien vivió el asedio de niña en el barrio de Grbavica, una de las zonas más castigadas por francotiradores. Tras ver el documental, presentó una denuncia ante la Fiscalía de Bosnia-Herzegovina por crímenes de guerra cometidos por autores desconocidos. Luego amplió su presentación con el testimonio del estadounidense John Jordan, miembro de Unprofor, que afirmó haber presenciado la llegada de estos “cazadores”.

Karic lamentó que sus pedidos de avance en la causa no hayan acelerado el proceso, aunque se muestra confiada: “Creo firmemente que finalmente se hará justicia”.

Por su parte, Subasic asegura que aún no fue citado por la Justicia de Bosnia, pero que espera declarar ante los fiscales de Milán: “Quiero creer que la justicia, aunque lenta, alcanzará finalmente a los asesinos y organizadores”.

Una historia que aún busca verdad

El caso también resuena entre sobrevivientes como Dzemil Hodzic, quien perdió a su hermano de 16 años por un disparo de francotirador. Hodzic, hoy documentalista, afirma que los fines de semana eran especialmente violentos: “Parecía que llegaban, se volvían locos y se pasaban de la raya. Si pagaban por hacerlo, todo tiene más sentido”.

Mientras la investigación avanza, documentos del SISMI y archivos militares de Bosnia podrían aportar información crucial. Tres décadas después, las voces de quienes vivieron el horror siguen reclamando verdad, justicia y memoria.