El insólito desfile de ministros de Gobierno

En teoría es el ministerio más importante, la cartera política, la que negocia con intendentes, la que se ocupa del tema electoral, de los temas judiciales, el brazo político del Ejecutivo. De yapa en Catamarca se tragó dos ministerios más, porque viene manejando también Seguridad, y también Comunicaciones, porque desde ahí se digitan los pagos de pautas. Sin exagerar, es medio gobierno y se mete en todo.

Pero lo curioso es que no hay cristiano que dure en ese cargo, donde desfilan funcionarios que asumen con toda la pompa y se van silbando bajito, sin haber logrado nada, para que el ciclo empiece de vuelta.

El Ministerio de Gobierno de Catamarca, en vez de ser un área clave, es un lugar de paso, un organismo en transición permanente, donde todos son recién llegados y antes de aprenderse los nombres de los empleados ya se van. No resuelven nada, no deciden nada, llegan, se sientan, miran y se despiden.

En menos de seis años de gestión, Raúl Jalil ya nombró media docena de ministros de Gobierno, todo un record: Jorge Moreno, Juan Cruz Miranda, Fernando Ávila, Nicolás Rosales, Fernando Monguillot y ahora Alberto Natella.

Pero como Moreno duró casi tres años, desde 2019 hasta fines de agosto de 2022, eso quiere decir que en tres años se amontonan otros cinco ministros, una cosa de locos.

Por ejemplo, en sus ocho años como gobernadora, Lucía Corpacci sólo tuvo tres: de arranque Francisco Gordillo, que se tuvo que ir rapidito de vuelta a Pomán porque lo agarraron para el cachetazo (¡hasta lo llevaron a una interpelación en la Legislatura!), después Gustavo Saadi (se quedó unos cuatro años, hasta que lo eligieron diputado nacional), y sobre el final Marcelo Rivera, que había sido candidato a gobernador y rival de Corpacci en 2015 pero se enamoró del corpacismo cuando le dieron un cargo, suficiente para que Luis Barrionuevo dejara de decir que Lucía era la continuidad del Frente Cívico y Social (no… si algunos se asustan pero acá Francisco Monti no inventó nada).

Es decir que cuando asuma Natella en diciembre, Jalil habrá tenido en menos de un año la misma cantidad de ministros de Gobierno que tuvo Lucía en dos mandatos completos. No tiene ningún sentido.

Eso sí, ninguno vuelve a ser civil. Monguillot marchará al Congreso, Moreno y Miranda descansan a sueldo en el Tribunal de Cuentas (donde se investigan y controlan a sí mismos, con la magia de la transparencia peronista), Rosales ya está en otro ministerio y Fano va y viene de Canadá sin largar la teta del Estado tampoco.

Vaya alguno al ministerio de Gobierno a pedir una respuesta o una solución. Le van a decir que recién llegan, que se tienen que acomodar, que no conocen cómo funciona la cosa. Hace años que dicen lo mismo. Y lo peor de todo es que es cierto.