Nueva York dio un paso histórico con la elección de Zohran Mamdani, quien se convirtió en el primer alcalde musulmán y sudasiático de la ciudad. Su triunfo no solo marca un hito simbólico en una metrópolis con la mayor población musulmana del país, sino también un cambio generacional y cultural.
Mamdani, un político socialdemócrata, centró su campaña en la asequibilidad y el acceso económico, temas que resonaron con una ciudad agobiada por los altos costos de vida. A partir de ese mensaje, logró ampliar el electorado y movilizar una coalición diversa de grupos étnicos y religiosos históricamente marginados del debate político.
Durante la campaña, visitó más de 50 mezquitas —algunas en varias ocasiones— y organizó centros de llamadas en urdu, árabe y bengalí, buscando conectar con comunidades que rara vez habían sido escuchadas. También llevó su mensaje a lugares emblemáticos como LaGuardia, donde dialogó con taxistas musulmanes y sudasiáticos, y a los carritos de comida halal de los barrios neoyorquinos, desde donde explicaba la inflación en videos que se viralizaron.
Su compromiso con causas sociales, como la condonación de la deuda de los taxistas en 2021 o su defensa de Palestina, reforzó su perfil de político cercano y comprometido. Sin embargo, su campaña también enfrentó una ola de ataques islamófobos: desde bromas sobre atentados hasta acusaciones falsas de “apoyar la yihad global”.
En un discurso emotivo, Mamdani recordó su infancia marcada por la islamofobia posterior al 11-S y denunció que esta sigue siendo “una de las pocas formas de intolerancia aún aceptadas en Nueva York”.
“El sueño de todo musulmán es simplemente ser tratado igual que cualquier otro neoyorquino. Y, sin embargo, durante demasiado tiempo se nos ha dicho que pidamos menos que eso y que nos conformemos con lo poco que recibamos”, expresó. “Se acabó”.
Según los primeros análisis, un 33% de los votantes judíos apoyó su candidatura, un dato que rompe viejas divisiones y sugiere una transformación más amplia en la política neoyorquina.
Como apuntan algunos observadores, los llamados “cisnes negros” —aquellos hechos improbables que cambian el curso de la historia— parecen dejar de ser rarezas en el panorama político global. Y la victoria de Zohran Mamdani es, sin duda, una prueba de ello.





