Poderoso caballero es don dinero, y así se demuestra en Catamarca, donde la gran mayoría de los medios decidió ignorar las voces que se oponen a la minería, voces que representan a los pueblos originarios, a los dueños de la tierra que otros se reparten.
Esta semana se realizó en Catamarca un Seminario de Litio, pero también se realizó, sin membresías pagas, cóctel ni cenas lujosas, el Festival Ambiente y Primavera, que reunió a comunidades originarias, organizaciones sociales, referentes científicos y culturales de Argentina, Bolivia y Chile.
Ellos analizaron el impacto minero en forma cruda, enfocándose en el sufrimiento de la gente y no en los millones de los inversores que nunca jamás llegan a la gente común.
Participaron representantes de la Asamblea Pucará, la Fundación Ambiente y Recursos Naturales y la Alianza por los Humedales Andinos, frente a la Universidad Nacional de Catamarca, pero casi nadie se interesó por lo que tenían para decir.
El objetivo fue visibilizar las luchas y resistencias de los pueblos originarios y las comunidades de la región, pero el poder político y económico se ocupó de mantenerlos invisibles.
De todas formas se habló, y se descubrieron las principales “mentiras” o afirmaciones falsas sobre el litio, que se refieren a la idea de que no contamina y que es un “oro blanco” sin consecuencias negativas, cuando la realidad es que su minería consume enormes cantidades de agua, ponen en riesgo ecosistemas como los humedales, afectan los derechos de las comunidades locales y el recurso hídrico de la región.
Veamos lo que se dice y la realidad:
“El litio no contamina”:
Si bien no contamina directamente como un compuesto tóxico al ambiente, su extracción en los salares implica un gran consumo de agua, afectando el equilibrio de estas cuencas cerradas y los recursos hídricos. Los salares son cuencas cerradas, y la evaporación del agua, que es 10 veces más salada que la de mar, altera el ambiente.
“Es el oro blanco” y una oportunidad de progreso:
Desde la perspectiva de las comunidades afectadas, la minería de litio no siempre se traduce en progreso, sino en vulneración de derechos, saqueo de recursos y un atentado contra la agricultura y los ecosistemas locales.
Impacto ambiental:
La minería de litio consume enormes cantidades de agua, lo cual es un problema muy grave en zonas áridas como la puna.
Conflictos socioambientales:
La explotación del litio ha generado tensiones y conflictos con las comunidades originarias y locales, quienes denuncian la falta de consulta y el impacto en su forma de vida.
Consumo de agua:
Para la extracción de litio se requiere agua de los salares, lo que altera el ciclo hídrico.
Riesgos para ecosistemas:
Los humedales son ecosistemas frágiles y se ven afectados negativamente por la explotación del litio.
Hay un negocio gigante que excluye a las poblaciones locales, así como se los excluye del debate, situación que quedó clara esta semana en Catamarca.