La reconocida etóloga Jane Goodall, pionera en el estudio de los chimpancés y Mensajera de la Paz de la ONU, falleció a los 91 años por causas naturales, según confirmó el instituto que lleva su nombre. La científica se encontraba en California, en el marco de una gira de conferencias, cuando ocurrió su deceso.
Goodall revolucionó la etología al demostrar que los chimpancés no solo utilizan herramientas, sino que también experimentan emociones y desarrollan comportamientos sociales complejos. Sus observaciones en la Reserva de Chimpancés del Arroyo Gombe en Tanzania cambiaron para siempre la mirada científica sobre la relación entre los humanos y otros primates.
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Trayectoria y legado
Nacida en Londres en 1934, Goodall mostró desde niña un gran interés por los animales, inspirado en lecturas como Tarzán y Doctor Dolittle. Tras viajar a Kenia en 1957, conoció al antropólogo Louis Leakey, quien la alentó a estudiar primates en su hábitat natural. Fue así como en 1960 inició sus investigaciones en Gombe, Tanzania, donde rompió paradigmas al nombrar a los chimpancés y registrar sus personalidades individuales, algo inédito en la ciencia de la época.
Su trabajo fue ampliamente difundido gracias a la colaboración con la National Geographic Society, que permitió que ejemplares como David Barba Gris alcanzaran fama mundial.
Además de sus aportes científicos, Goodall fue una incansable activista ambiental, dedicada a la protección de los ecosistemas y a fomentar la conciencia sobre la interconexión entre el ser humano y el resto de la vida en el planeta.
En 2002, llegó a afirmar que “no existe una separación definitiva entre humanos y animales”, cuestionando la tradición filosófica que reservaba la capacidad de pensamiento exclusivamente a las personas.
Su legado trasciende la ciencia y se proyecta en la educación, la conservación y la defensa de un vínculo más armónico entre humanidad y naturaleza.