Sin miedo al éxito

Y aparecieron las remeras. Los muchachos estaban ansiosos esperando una señal que los habilite a desplegar su proclama oportunista. Y cuando finalmente llegó, los más determinados salieron a la cancha sin miedo al éxito. “Gustavo 2027” decía la estampa en la remera del siempre versátil Juan Carlos Ledesma, que no tuvo tapujos de estrenarla en pleno acto de inauguración de la Ruta 42.  

 

“Es con vos” completaba la leyenda en la espalda de la aventurada casaca modelada por el legislador, que hizo punta en esto de mostrarse promotor tempranero del gran candidato. Ni lerdo ni perezoso, apenas hubo un poquito de agua en la pileta, se tiró de cabeza. Que en política, hacerse ver siempre paga.

 

Osado pero no suicida, Ledesma parece haber esperado el momento oportuno para picar, buscando garantías de no quedar en offside. Viejo zorro de la política, sabe que salir a destiempo puede significar quedar expuesto y fuera del esquema. Pero los últimos acontecimientos dieron señales suficientes y tomó el riesgo.

 

La pancarta hecha prenda de vestir deambuló bien cerca del mandatario que, o no la vio o no le importó, pero no dió muestras de desaprobación o enojo. Y ahí, mezclado en los saludos, abrazo y felicitaciones por la obra del Gobierno, el visionario Ledesma acomodó el cuerpo.

 

Técnicamente no se debería tomar como una afrenta o desafío al Gobernador. Fue él mismo, en reiteradas oportunidades en las últimas semanas, quién validó la candidatura del Intendente. Por lo que una remera entusiasta de esa postulación no debería incomodar.

 

Quizás sí fue un poco apresurado. Tal vez con poco tacto. Pero a los tibios se los escupe de la boca y de eso el dirigente sabe mucho. Quitándole un poco de dramatismo y literalidad, sería la versión ansiosa de “A rey muerto, rey puesto”.

 

Raúl tiene dos años más por delante para gestionar, y Gustavo un trecho idéntico por recorrer hasta llegar a la ansiada candidatura. Pero, con las señales dadas, nunca es muy temprano mostrarle a todos que son Gustavistas de primera hora.

 

Si todo sale como lo proyecta, en unos meses, cuando se comience a cocinar el guiso, Ledesma tendrá una pintoresca foto para reclamar su porción.

El catucho