La llamada “Luna de Sangre” volvió a despertar la atención de millones de personas en todo el mundo. Este domingo se produjo un eclipse lunar total, cuyo punto máximo ofreció un espectáculo único desde Asia, África oriental, Australia y algunos sectores de Europa, donde el satélite se tornó de un intenso color rojizo durante más de una hora.
En Argentina y el resto de América, el evento no pudo observarse de manera directa debido a la ubicación de la Luna por debajo del horizonte en el momento exacto de la totalidad. Sin embargo, la NASA y distintos observatorios transmitieron en vivo el fenómeno, lo que permitió que aficionados y curiosos siguieran el desarrollo a distancia.
Según los cálculos astronómicos, el eclipse comenzó a las 12:28 hora argentina y se extendió hasta las 17:55. La fase más esperada, la de totalidad, ocurrió entre las 14:30 y las 15:52, lapso en el que la superficie lunar se tiñó de rojo por efecto de la refracción atmosférica terrestre.
Las condiciones de observación variaron de acuerdo con la región: en ciudades como Tokio y Perth se pudo apreciar cada etapa del proceso, mientras que en Europa solo se alcanzó a ver una parte al coincidir con la salida de la Luna. La tonalidad rojiza también estuvo influenciada por factores locales como la nubosidad y la presencia de polvo en la atmósfera.
La NASA recordó que los eclipses lunares pueden contemplarse a simple vista sin riesgo alguno, a diferencia de los eclipses solares, que requieren protección especial. Justamente, septiembre traerá otro acontecimiento astronómico: el próximo 21 se producirá un eclipse solar parcial visible desde el sur de Australia, la Antártida y zonas del Pacífico y el Atlántico.