El ministro de Economía, Luis Caputo, prepara un nuevo movimiento en el frente financiero para este lunes, con el objetivo de “secar” la plaza de pesos y contener la volatilidad cambiaria. A través de una licitación fuera del cronograma habitual, el Tesoro buscará absorber unos $6 billones que quedaron sin renovar en la operación del pasado miércoles.
La estrategia se apoyará en los bonos TAMAR, títulos ajustados por la tasa de interés mayorista, que tendrán la particularidad de ser aceptados por el Banco Central como instrumentos de encaje para depósitos a la vista y a plazo fijo. Con este mecanismo, el Gobierno intenta ofrecerle a los bancos una alternativa que les permita cumplir con las nuevas exigencias de integración, luego de que el organismo que conduce Santiago Bausili endureciera las condiciones la semana pasada.
El miércoles anterior, el Tesoro había buscado renovar $15 billones, pero limitó la compra de bonos de vencimiento más corto. El resultado fue un nivel de adhesión muy inferior al esperado: apenas 61%. Esa falta de coordinación entre el Ministerio de Economía y el BCRA golpeó de lleno en el mercado financiero, donde las tasas de interés se dispararon hasta el 80% en las cauciones bursátiles y en niveles similares para los descubiertos que utilizan las empresas como principal vía de financiamiento.
Según el economista Maximiliano Ramírez (Lambda Consultores), el Gobierno parece dispuesto a convalidar rendimientos elevados: “No se siente muy nervioso de poner tasas en 60 o 70%. El objetivo está alineado a evitar un salto en el dólar, aun a costa de tensar la cadena de pagos o afectar la actividad económica”, advirtió.
Esa suba del costo financiero podría impactar en el nivel de precios. Algunos analistas estiman que en una primera instancia las compañías responderán reduciendo su producción, aunque más adelante podrían trasladar parte de la presión financiera a los consumidores.
Un informe de Invecq Consultores subrayó que el esquema actual puede consolidar tasas de interés elevadas en los próximos meses, en un contexto en el que restan vencimientos por cerca de $9 billones solo en agosto. “Si bien la estrategia busca contener las presiones cambiarias y anclar la inflación, también incrementa el riesgo de una mayor desaceleración de la economía y de llegar a las elecciones en un escenario de tensión financiera”, advierte el reporte.