Zafó en la primera sacudida del gabinete, zafó en la segunda, pero en la tercera no. Juan Cruz Miranda dejará de ser ministro de Desarrollo Productivo, y mañana mismo podría jurar su reemplazante.
Miranda era uno de los más cuestionados en el equipo de Raúl Jalil, a esta altura una versión local de Gran Hermano, donde cada semana se va uno.
Y el muchacho venía muy mal, sin desarrollar nada. “Lo único que mejoró desde que asumió es su club de rugby”, dijo un ministro con una sonrisa maliciosa, que primero consoló a Juan Cruz por teléfono y apenas colgó festejó.
Miranda no se lo esperaba porque había resistido aquella idea de la unificación de ministerios, donde era una fija para salir. Pero lo operaron sin anestesia y lo limpiaron: el sucesor sería Leonardo Zeballos, que ya tiene el traje planchado para la asunción.
Asoma el final de una larga trayectoria y una relación conflictiva de amor y odio con Raúl Jalil, que empezó allá en la municipalidad de la Capital, tuvo épocas de exilio y reconciliación, y ahora se derrumba por completo.
El catucho