El papa Francisco, de 88 años, continúa internado en el hospital Gemelli de Roma en estado crítico, aunque estable. Según el último parte médico difundido por el Vaticano, el pontífice no ha presentado nuevas crisis respiratorias, pero algunos análisis de sangre revelaron una insuficiencia renal inicial leve, actualmente bajo control.
Francisco fue hospitalizado el 14 de febrero debido a una neumonía bilateral, lo que generó preocupación en la comunidad católica y en observadores internacionales. Desde entonces, ha recibido tratamiento con oxígeno de alto flujo mediante cánulas nasales y transfusiones de glóbulos rojos para mejorar sus niveles de hemoglobina.
A pesar de la gravedad de su estado, el Papa ha mantenido el ánimo y la lucidez. Durante la mañana, participó en la misa desde su habitación en el décimo piso del hospital y envió un mensaje de optimismo para el Ángelus dominical. “Estoy continuando con confianza mi hospitalización en el Hospital Gemelli, siguiendo el tratamiento necesario —¡y el descanso también es parte de la terapia!”, expresó el sumo pontífice.
El papa Francisco también aprovechó la oportunidad para agradecer las muestras de cariño y apoyo recibidas durante su internamiento. “En estos días he recibido muchos mensajes de afecto y me han llamado especialmente la atención las cartas y los dibujos de los niños. ¡Gracias por esta cercanía y por las oraciones de consuelo que he recibido de todo el mundo!”, expresó en su mensaje.
Además, en su comunicado, recordó el tercer aniversario del inicio de la guerra en Ucrania y calificó la fecha como una “ocasión dolorosa y vergonzosa para la humanidad”. Hizo un llamado a la oración por la paz en todas las regiones afectadas por conflictos, incluyendo Palestina, Israel, Myanmar, Sudán y la región del Kivu.
Médicos especialistas han señalado que el cuadro clínico del Papa es complejo debido a sus antecedentes respiratorios. Desde joven, Francisco ha padecido problemas pulmonares, incluyendo la extirpación del lóbulo superior del pulmón derecho. Expertos advierten que una infección respiratoria en personas con estas condiciones puede generar inflamación severa, obstrucción bronquial y dificultades para oxigenar la sangre, lo que explicaría la necesidad del oxígeno de alto flujo.