El juicio contra una supuesta organización dedicada al narcotráfico, que tiene entre los involucrados al exsecretario de seguridad Juan Pablo Morales, dio inicio esta semana. Morales, en el centro de la controversia, negó enfáticamente cualquier relación con las acusaciones que se le imputan.
“Niego rotundamente la acusación que se me formula. Niego rotundamente tener, facilitar, comercializar, guardar ni tener ningún tipo de vinculación con sustancias prohibidas”, expresó Morales en su declaración ante el tribunal.
Durante su testimonio, Morales también criticó la manera en que se han interpretado las escuchas telefónicas que, según la fiscalía, lo vinculan con actividades ilícitas. “La verdad que espero que después de este calvario haya un antes y un después de la interpretación de escucha porque sino tendrían que estar imputados todos los abogados”, señaló, apuntando a lo que considera un mal uso de las pruebas en su contra.
Además, el exsecretario de seguridad cuestionó la figura del “arrepentido”, subrayando que uno de los testigos clave en el caso habría modificado su testimonio para obtener beneficios judiciales. “Este arrepentido dijo lo que dijo para obtener un beneficio carcelario, en este caso una prisión domiciliaria, y mancharme totalmente”, afirmó.
Morales defendió su integridad profesional al remarcar: “Si realmente hubiera tenido participación alguna, no estaría declarando ni brindando mi postura con respecto a la ajenidad total del hecho que se me imputa”. También reconoció que conoce a algunos de los otros acusados en el juicio, pero aclaró que su relación se limita al ejercicio de su profesión, sin ninguna implicación en actividades delictivas. “Conozco a los muchachos que están sentados porque defiendo a muchos en la provincia, salvo a Pablo Andrés Frías, a los otros muchachos los conozco, pero no tengo absolutamente nada que ver”, insistió.