Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera… y para ejemplo fraternal nada más conmovedor que los hermanos Jalil.
Raulito nombró a Fernandito al frente de YMAD (y sí, no le va a dar un cargo en un museo, lo manda donde hay billetines frescos), y Fernandito le devolvió el cariño con un regalito de 3.000 millones de pesos de la empresa, para que el gober vea qué hace, si junta para otro avión, nombra más índices, arma un parque japonés, hace techar el estadio o lo que vea más urgente.
¿Raro, no? Porque no es un vueltito, son más de tres millones de dólares (sí, dólares), que según Fernandito le vienen sobrando del 2022, y justo ahora se vino a dar cuenta. Ahora, en 2024.
3.000 millones es mucho, pero los hermanos entienden de números. Decí que está guardado Bacchiani, sino el Tronco lo metía en bitcoin y agarrate con las ganancias. Pero bueno, ese hermano no juega.
Fernandito dice que este dinero es una “diferencia de utilidades”. O sea… no hay mucho rigor en los controles. Y todo queda en familia, se lo pasa al hermano y que haga lo que quiera. ¿Para qué preguntar a la Legislatura? ¿Qué dirá el Tribunal de Cuentas? Bueno… nada, qué va a decir. Si ahí están los exministros amigos. ¿Qué dirá el fiscal de Estado? Ah, no, nada… si es primo de los hermanos. Es todo como un microemprendimiento familiar.
¿Y la diputada Silvana Ginocchio? La esposa de Raúl es de la familia, ¿qué dijo en el Congreso de la Nación? Adivinen… ¡Claro! Puso el grito en el cielo contra la posible privatización de YMAD.
¡No Milei nooooo! Con la cajita feliz no, privatizá la Cuesta del Portezuelo si querés, pero no nos toques la billetera.
¿Se entiende? Todo encaja, todo coincide, todo tiene sentido, no dejan cabo suelto.
Ellos manejan la Provincia, manejan la empresa, cuentan, recaudan, controlan, legislan, gastan. El universo Jalilandia a full, siempre alrededor de las cajas más gorditas.