El sábado pasado, dieciséis reclusos lograron fugarse de la comisaría 24ª de Granadero Baigorria, una ciudad vecina a Rosario. La audaz fuga involucró trepar por las sábanas hasta el techo del patio, limar los barrotes de las celdas y cortar un tejido que los mantenía retenidos. A pesar de los esfuerzos de las autoridades, siete de los fugitivos continúan en libertad.
La comisaría, diseñada para albergar a 18 internos, tenía a 48 personas en el momento de la fuga, una situación lamentablemente común en las cárceles y comisarías de la región, según los investigadores policiales.
Los detalles de la fuga sugieren una planificación meticulosa por parte de los prisioneros, ya que los barrotes limados en el techo del patio indican que no se trató de un acto impulsivo. En respuesta, la División Judiciales de la Policía ha iniciado una investigación administrativa para determinar cómo ocurrieron los hechos y si hubo complicidad del personal policial en la fuga.
Entre los prófugos se encuentran individuos enfrentando graves cargos. Lautaro Leonardo Paiva, arrestado por tráfico de drogas, y Ezequiel Darío Aquino, acusado de narcotráfico y posesión ilegal de armas de fuego, son solo dos ejemplos. Oscar Rolón, detenido por violencia de género, ya tenía cargos previos por amenazas simples y lesiones agravadas. Luis Rodríguez, arrestado por intento de robo, también estaba entre los fugitivos. Sin embargo, el caso más preocupante es el de Román Isaías Aguirre, quien enfrenta cargos por robo agravado con arma de fuego, encubrimiento y posesión ilegal de armas desde mayo pasado.
A pesar de la gravedad de la fuga, las autoridades lograron recapturar a siete de los prófugos, incluyendo individuos con cargos por tentativa de robo, extorsión, daños, violación de domicilio y posesión ilegal de armas. La policía de seguridad vial también arrestó a Luciano Acosta, quien había sido detenido por un intento de robo en junio pasado, cerca de la zona de la fuga.
