120 años de la producción masiva del mate en Argentina

El 30 de noviembre marca el Día Nacional del Mate en Argentina, una celebración que rinde homenaje a una tradición que ha trascendido fronteras. Con 10 años como infusión oficial y 120 años desde que comenzó su producción a gran escala, el mate no solo es una bebida, sino un símbolo arraigado en la cultura argentina, presente en más del 90% de los hogares del país.

La elección de esta fecha conmemora el nacimiento de Andrés Guacurarí y Artigas, también conocido como “Andresito”, quien gobernó la Provincia Grande de las Misiones. Su legado se une al del mate, una bebida que ha marcado encuentros, amistades y salud a lo largo de los años.

La historia del mate se remonta a la cultura guaraní, donde las hojas de la planta de yerba mate no solo eran una bebida, sino también una moneda de intercambio y objeto de rituales. Los conquistadores, impresionados por sus virtudes, contribuyeron a su consumo masivo, convirtiéndolo en un emblema del Virreinato del Río de la Plata.

Los jesuitas desempeñaron un papel crucial al difundir y cultivar la yerba mate durante su labor misionera en el norte argentino, el sur de Paraguay y el sudoeste brasileño, estableciendo su conocimiento como el “té de los jesuitas”.

Aunque la yerba mate se consumía desde hace siglos, la producción a escala industrial comenzó en 1903 en Santa Ana, provincia de Misiones. Este hito marcó el inicio de una etapa de cultivo controlado y sostenible para preservar este patrimonio natural.

En la actualidad, el mate no solo es una presencia esencial en la mayoría de los hogares argentinos, sino que su consumo supera los 275 millones de kilos anuales. Además de su valor cultural, el mate ofrece beneficios para la salud al ser una fuente rica en antioxidantes, vitaminas del complejo B, potasio, magnesio y xantinas que estimulan cuerpo y mente.

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