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Suspensión de las PASO: algunas consideraciones

El gobernador Raúl Jalil se subió a la ola que se venía armando con las propuestas de varios otros mandatarios y se pronunció a favor de suspender las PASO en 2021. Con argumentos calcados (el elevado costo económico y lo inoportuno de movilizar al electorado dos veces en medio de la pandemia), el mandatario catamarqueño expresó públicamente su adhesión al pedido lanzado a Nación. Decisión que se deberá consensuar y eventualmente debatirse y refrendarse en el Congreso. En paralelo, Jalil deberá decidir qué hacer con las primarias provinciales, determinación que le planteará más un dilema etico institucional que un desafío político.

Encabezado por el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, al que luego se plegaron los gobernadores de Corrientes, Eduardo Valdés, de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, el salteño Gustavo Sáenz y el fueguino Gustavo Mellela, el grupo de los que consideran a las PASO “un gasto inútil” y “poco oportunas” en el contexto de pandemia, fue engordando. Bloque al que se sumó, mediante una publicación en sus redes sociales, el gobernador Jalil.

Esa propuesta tiene como destinatario al presidente Alberto Fernández. Quien, aunque en un primer momento descartó la posibilidad de modificar el cronograma electoral para las legislativas 2021, en las últimas horas accedió a analizar el pedido y habilitó una ronda de consulta. Que, en el eventual caso que avance hacia un consenso (mucho dependerá de la postura de Juntos por el Cambio), deberá resolverse con un proyecto de ley en el Congreso.

Suscripto al grupo de los que votan por el Sí a la suspensión de las primarias nacionales, Jalil deberá avanzar en simultáneo en un proceso similar a escala provincial, para resolver qué hacer con las PASO incorporadas al sistema electoral de Catamarca en 2015 mediante la Ley N° 5.437. Con una medular diferencia: mientras a nivel nacional, es solo un opinante más y deberá esperar la evolución del proceso político y legislativos, en la provincia Jalil tiene todo al alcance de la mano para decidir y ejecutar.

La propuesta del gobernador inevitablemente evoca el antecedente inmediato del amague de suspensión de las primarias durante el final de la segunda gobernación de Lucia Corpacci en 2018. En aquella oportunidad, mientras la ex mandataria se acercaba a su último año de gestión, la indecisión sobre si postularse para un tercer mandato y la contemplación de la posibilidad de desdoblar las elecciones, movilizaron el aparato político para generar un marco legal que le permita hacer esa maniobra. 

Una duda iba de la mano de la otra, y mientras la decisión se demoraba, los tiempos se acortaban. Cuando, en noviembre de 2018, los plazos legales para la convocatoria de las primarias se podían volver un impedimento para adelantar la elección provincial a marzo, con un trámite ágil en la Legislatura, se aprobó la “autorización” para suspenderlas por única vez. FInalmente, cuando el panorama ya estuvo más claro, el oficialismo dejó vencer ese permiso (que era por 120 días), descartó la convocatoria en marzo y se decantó por las elecciones unificadas con el cronograma de las Presidenciales.

El libro argumental del pedido vigente es totalmente diferente. Apunta a la coyuntura de la pandemia, que cubre de incertidumbre el proceso electoral, y señala lo inoportuno de movilizar al electorado dos veces en medio de una situación epidemiológica difícil de prever. Un argumento que (aun con su cuota de aparente sensatez) queda bastante desarmado ante la experiencia de los EEUU que, en plena pandemia, logró la participación de más de 146 millones de electores. Operativo electoral que deja patente que organizar una elección aún en este contexto es totalmente viable. Todavía más con un padrón como el de Argentina, de “apenas” unos 34 millones de votantes, y cuando todavía faltan 10 meses para las primarias. Voluntad política y capacidad logística deberían ser suficientes para lograrlo.

Tal vez un poco más robusta es la argumentación de que la crítica situación económica (consecuencia directa de la pandemia) no tiene restos para asumir el costo multimillonario de la organización de las primarias, a las que algunos gobernadores y dirigentes llaman “una encuesta carísima”. Una razón más entendible, pero que los autoincrimina.

Las PASO fueron concebidas como un mecanismo potenciador de la participación ciudadana en dos niveles: abrir la posibilidad de las candidaturas a quienes tuvieran aspiraciones políticas y darle al electorado la oportunidad de participar en el proceso de armado de listas y de la oferta electoral. Sin embargo, mientras el segundo de los objetivos medianamente se cumplió (al menos en los niveles de participación), la apertura de la política y el allanamiento del camino hacia las candidaturas se mantuvo igual de restringida por los mismos mecanismos de mesas chicas y negociaciones de camarillas. Por lo que, cuando la clase política crítica las PASO por su ineficacia, blanquean el autoboicot de la dirigencia a las internas, como quien se pone un palo en la rueda de su propia bicicleta, para después acusar al vehículo de no funcionar.

Como sea, la propuesta de la suspensión de las PASO ya fue lanzada a nivel nacional, y la adhesión del gobernador Jalil hace presuponer que su postura será la misma para las primarias provinciales. Lo que le pone por delante un proceso urgente y delicado. 

Urgente, porque ya quedan menos de 10 meses para las Primarias. Con lo que cualquier modificación que altere la previsibilidad y el normal trayecto del  cronograma debería ser decidido y comunicado a todos los actores políticos más rápido que “inmediatamente”. Cualquier demora o incertidumbre pondría haría zozobrar la institucionalidad del proceso y poner en duda su legitimidad. 

Y es justamente la importancia de esta instancia fundamental del sistema democrático lo que hace que el proceso que se podría abrir, en caso de avanzar con la propuesta de suspender las PASO provinciales, sea sumamente delicado y debe llevarse con enorme delicadeza y mesura. La mayoría abrumadora del oficialismo en la Legislatura le da al Gobierno la posibilidad de decidir y accionar. 

Una proyecto para suspender las Primarias, sea por única vez (quizás argumentando la pandemia) o para eliminarlas definitivamente de la legislación electoral (como ya muchas veces lo propuso el propio Jalil) probablemente no tendría ninguna dificultad en superar el tratamiento parlamentario en ambas cámaras y salir convertido en ley. Pero avanzar de forma unilateral, mellaria la institucionalidad del proceso electoral, con la gravedad que ello conlleva.

Con esa advertencia, probablemente un proceso de consulta en el arco político provincial, con real vocación de construcción de consensos sería la única forma de amortiguar el impacto de una modificación casi sobre la marcha. 

A nivel nacional, la oposición ya se pronunció en contra de la suspensión de las internas abiertas, demandando el cumplimiento de una instancia que necesitan con imperiosa necesidad para reorganizar y dar forma a su fragmentada estructura. Por lo que, compartiendo una realidad casi idéntica, es esperable que Juntos por el Cambio y otros partidos en Catamarca presente un rechazo similar. Lo que pondrá frente al Gobierno provincia en la encrucijada de ser buen negociador y conseguir los censos o avanzar por la fuerza de los votos y dejar el proceso permeable a denuncias y viciado de ilegitimidad.

Y, aunque tal vez en este momento parezca innecesario, muy probablemente la idea de eliminar las primarias demande, hacia adentro del mismo oficialismo, un trabajo fino de persuasión y una fuerte ingenieria de contención.

La postura del gobernador Jalil sobre la suspensión de las PASO no es nueva ni sorprende. En reiteradas oportunidades se pronunció en contra y las consideró como innecesarias. Ahora, el contexto de pandemia y la solicitud de varios otros gobernadores parecen darle fuerza a su postura. Y la suerte del proceso ante Nación probablemente marque los tiempos del debate en la provincia. Por lo pronto, el gobernador ya lanzó públicamente su propuesta y ahora deberá esperar a recoger las primeras reacciones. A un proyecto como, este un sondeo previo nunca le viene mal. 

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