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Las contradicciones y el “doble comando”

El desempeño del bloque de diputados oficialistas no deja de ser errante y confuso. Aunque tiene una mayoría automática en la cámara baja provincial, por momentos se muestra llamativamente endeble para garantizar la aprobación de proyectos encomendados por el Gobierno. Además, se embarca en intentonas legislativas que no puede concretar exponiendo su ineficiencia en las negociaciones. Y cada tanto tiene chisporroteos internos y comportamientos desalineados que generan dudas sobre la conducción del espacio.

En la última sesión de la Cámara de Diputados, el bloque del FDT volvió a la carga con el pedido de intervención del municipio de Puerta de Corral Quemado pretendiendo tratar sobre tablas un proyecto presentado por Daniel Lavatelli. Una movida que requería el acompañamiento de una mayoría calificada que el oficialismo ni tenía, ni pudo conseguir. Por lo que el fracaso de la moción para tratar el dictamen de Comisión firmado por los diputados del oficialismo era cantado, tal cual sucedió.

Pero el fracaso en la votación no solo dejó desairado al bloque del FDT, sino que además “le dio de comer” a los diputados de JxC, que no desperdiciaron la oportunidad de dejar en evidencia el trayecto incoherente y divergente de los diputados oficialistas. Es que, semanas atrás y por iniciativa de la diputada Cecilia Guerrero, ya se había aprobado una modificación a Ley Orgánica Municipal para incluir la figura de la suspensión ante una condena y la destitución, aprobada con aplicación retroactiva al 1 de enero de este año. Iniciativa que se había aprobado como solución a la encrucijada de tener un intendente condenado por abuso continuando con sus funciones públicas. 

Además, luego de varios intentos del bloque oficialista, el propio gobernador Jalil y el ministro de Gobierno Jorge Moreno, se habían pronunciado en contra de avanzar con una intervención del municipio, por considerarlo institucionalmente peligroso. Por lo que la nueva acometida del pasado miércoles, además de infructífera, pareció incoherente.

Ante esta contradicción, los legisladores del JxC no solo se sirvieron la victoria como un bocadito ofrecido en bandeja, sino que aprovecharon para señalar “el doble discurso del oficialismo” y poner en dudas la unidad y conducción del bloque FDT. A lo que el diputado Víctor Hugo Luna definió como “un doble comando  en el Gobierno”.

Podría tomarse como una chicana política o el regodeo por el fracaso del oponente. Pero, a la luz de los antecedentes, lo del doble comando y las contradicciones en el bloque oficialista parece tener algo de cierto. Desde aquella sesión en la que, por la ausencia de seis legisladores propios, peligró la aprobación del proyecto enviado por el Ejecutivo para la toma de créditos, se sucedieron varios otros episodios similares de diferencias y debilitamiento en el bloque del FDT y que pusieron en duda su cohesión y eficacia.

A ese historial de intentonas y tropiezos del bloque oficialista hay que agregarle la batalla perdida por el Juicio Político a los ministros de la Corte de Justicia, José Cáceres y Amelia Sesto, en el que fracasó por no lograr los dos tercios necesarios. 

Como ya se lo señaló anteriormente a propósito de alguno de esos tropezones, el gobernador Jalil tiene una cargada agenda de proyectos legislativos que considera necesarios para su proyecto de gobierno. Reformas de la Constitución, del Estado, en el ámbito minero entre otras, están pendientes en el tintero legislativo. Pero su bloque parece estar endeble o dividido. Tal vez eso explique porque el mandatario gestiona personalmente con la oposición el consenso y acompañamiento de sus iniciativas. 

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