Ambos países mantienen choques esporádicos en la frontera desde un ataque azerí, el 12 de julio, lejos de la región del enclave de Nagorno Karabaj, eje de un conflicto entre ambos desde 1992.
Alarmados por los recientes incidentes en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán, la ONU y la Unión Europea (UE) reclamaron este miércoles a las partes en conflicto que bajen las armas y pongan paños fríos en un momento de alta tensión.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, reclamó en sendos llamados a los líderes de los dos países del Cáucaso una “desescalada inmediata y total” en torno a su disputa por el destino de la región de Nagorno-Karabaj.
Stéphane Dujarric, vocero de Guterres, dijo en rueda de prensa que el secretario general trasladó su “preocupación” al presidente azerí, Ilham Aliyev, y al primer ministro armenio, Nikol Pashinian.
“En ambas conversaciones, el secretario general expresó su preocupación por las hostilidades en la frontera internacional entre Armenia y Azerbaiyán, así como por las actuales tensiones”, dijo el vocero.
“El secretario general reiteró su llamamiento a una desescalada inmediata y total, a evitar cualquier tipo de retórica provocativa y a volver a las negociaciones”, añadió Dujarric.
Por su parte, el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrel, sostuvo una conversación trilateral con los cancilleres de los dos países, la primera de este tipo desde el inicio de las hostilidades.
Borrel les pidió que “detengan las confrontaciones armadas y eviten acciones y retóricas que puedan provocar tensiones, en particular las amenazas contra infraestructura crítica en la región”.
También defendió la necesidad de que los dos gobiernos participen en “negociaciones sustanciales” sobre “aspectos clave” del conflicto entre ambos países en la región de Nagorno-Karabaj, en disputa entre ambos. “Las dos partes se han mostrado de acuerdo”, señaló la oficina de Borrel.
Armenia y Azerbaiyán viven enemistados desde el inicio del conflicto de Nagorno-Karabaj, en 1988, cuando este enclave, poblado en su mayoría por armenios y con apoyo del gobierno de Armenia, decidió independizarse de Azerbaiyán. El gobierno azerí perdió el control sobre el enclave tras una escalada de hostilidades entre 1992 y 1994.
Azerbaiyán insiste en recuperar su integridad territorial, mientras que Armenia defiende los intereses de la autoproclamada República de Nagorno-Karabaj. En las últimas semanas se suscitó un recrudecimiento que dejó muertos de los dos lados de la frontera.
