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El estadio se debe bautizar como “Capdevilla”

Adiós a las manifestaciones y protestas callejeras, no más reclamos sociales, desde hoy todos los catamarqueños estarán felices porque se nos cumple el gran sueño: el Estado va a gastar otros 113 millones de pesos en arreglar el estadio.

De la mano de esta obra, se vendrá otro gran juego. Ya no más Mi Bingo Catamarqueño, ahora se llevará el premio mayor el que adivine cuánto se va gastando en ese estadio desde que empezó a construirse desde que Eduardo Brizuela del Moral tuvo la genial idea.

Debe ser el estadio más caro del mundo. Lo están demoliendo, lleva cuatro años clausurado y no cumplió ni diez desde la inauguración. De yapa, se va a comer otros 100 millones y pico, según los cálculos que hizo el ministro Niederle, algo para tomar con pinzas, porque en esto de la obra pública primero se da un precio y después vienen las redeterminaciones, los reconocimientos, los abogados, los expedientes, y los números se disparan como fuegos artificales.

El que hizo buen negocio fue Capdevilla, porque el Estado lo había demandado para reclamar 257 millones de pesos por el desastre que hizo, y la empresa arregló con 44 millones y en cómodas cuotas, algo así como un Ahora 12 para grandes constructores. De un plumazo, si Pitágoras no nos mintió, se ahorran 213 millones. ¡213 millones! Algo así como que te presten 25.000 pesos, devuelvas 4.000 y todos contentos.

Una genialidad de los Capdevilla, porque además ya cobraron la obra original, la que se cae a pedazos, así que completaron un negocio redondo, que el Estado como bobo histórico va a arreglar y a seguir pagando.

¿Y cuándo se va a recuperar toda esa plata? ¿Cuánto gastó en total Catamarca en ese mamarracho de cemento? ¿200, 300, 400 millones?

¿Cuándo el estadio va a generar ganancias suficientes para recuperar esa monstruosa inversión? ¿Cuántas veces tendrían que jugar ahí Parque Daza y Ferrocarriles de Chumbicha para remontar los gastos?

La locura continúa y no tiene fin. Lo que no quedó claro es si los reclamos judiciales siguen su marcha, o si con ese aporte que hizo Capdevilla ya los exime de toda otra indemnizcaión.

Como sea, para ser justos con los derechos de autor de tan brillante negocio, proponemos que el estadio se llame “Capdevilla”. Se lo merece.

Habrá que ver qué opina Niederle, viejo conocido de los genios de la ingeniería que lo construyeron.

El Catucho. 

1 COMENTARIO

  1. Siempre en la administración pública nadie paga lo que rompe, nadie devuelve lo que roba. Los empleados públicos en su gran mayoria, se llevan a la casa, desde lapiceras hasta productos de limpieza. Ni hablar de el uso de vehículos oficiales para trámites particulares como llevar a sus hijos a la escuela. Y bueno la obra pública no podía estar exenta de este saqueo, de este desinterés por cuidar lo que es nuestro, lo que es de todos. De todos los que pagamos impuestos
    No quiero polemizar con nadie, simplemente generar conciencia para que empecemos a cuidar nuestros recursos que no son ilimitados, algún día se terminarán y alli recien diremos: qué provincia rica que teníamos, que país fundimos!!

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