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¡Castillo está on fire!

Luego de un largo proceso de hibernación, el verborrágico Oscar Castillo tiene más prensa que Messi, y por una cosa o por otra aparece todos los días en la prensa local. Hasta ahora mantiene su invicto en lo que a acciones útiles o proyectos trascendentes se refiere, ya que su gran iniciativa de este año fue reclamar que funcionen los hipódromos porteños.

Sin embargo, está construyendo una presencia mediática sin pausas, en base a palabras, palabras y más palabras.

Opinólogo número uno, Oscar sabe de todo: habla de la justicia, de la coparticipación, de la pandemia, de minería, de los municipios. Habla y habla sin parar.

No se sabe si es que de pronto los periodistas se enamoraron de su oratoria o si él mismo llama a todos para verter sus pareceres acerca de la marcha del mundo en general, pero a cada minuto tiene algo para decir.

Le falta opinar del funcionamiento la defensa de Boca, de las canciones de Palito Ortega y de cómo combina zapatos y carteras Susana Giménez. Sobre todos los demás ya se pronunció públicamente.

Lo curioso es que habla solo, ni siquiera sus correligionarios le llevan el apunte o suscriben sus ideas. Y eso se entiende bastante, ya que en la última elección Oscar brilló por su ausencia, dejó a sus candidatos Roberto Gómez y Flavio Fama más solos que El principito en el planeta B612, y recién cuando se comieron una paliza y terminaron 30 puntos abajo del peronismo hizo su gran aporte.

Fue allí que Oscar trajo al genio brasileño Pessoa de Melo para enderezar la campaña. Claro, ese publicista le había hecho una campaña a él en el siglo pasado, y volvió con las mismas ideas, sin advertir que el electorado era otro.

Entonces, la brillantez proselitista fue hablar del Caso Morales, con lo que no consiguieron más que perder la gobernación y la intendencia capitalina por tercera vez consecutiva, y tirar por la borda todo el amor que les había generado Mauricio Macri como estrategia para retornar al poder.

Hay un detalle a tener en cuenta: en 2019 Castillo no arriesgaba nada porque Catamarca no elegía senadores, así que la suerte de los demás daba más o menos lo mismo. Pero lo que viene es distinto, porque en 2021 Oscar se queda sin banca y sin fueros, así que necesita sí o sí mostrarse un poco para exigir lo que exige siempre a sus copartidarios: que lo designen candidato y trabajen todos para él.

Y bueno, así están las cosas. Oscar se transformó en un opinator desaforado, aunque se coma un cachetazo cada tanto, como cuando el Cabezón Moreno le recordó los desastres que hizo en su gobierno, fundiendo el Banco de Catamarca, entregando las empresas de agua y luz a privados, etc, etc.

Castillo no se detiene y sigue y sigue hablando. Lo que no sospecha quizás, es que un sector del oficialismo es el que lo está alentando y fortaleciendo para que –como él quiere- se asegure la candidatura en las intermedias de 2021. ¿Por qué? Porque lo consideran un piantavotos que surge como la mejor garantía para otro triunfo del peronismo en Catamarca.

Por eso Oscar parlotea y en el Gobierno piensan: “Seguí así, Oscar, seguí, buscá tu quincuagésima reelección, sos lo mejor que nos puede pasar”.

El Catucho.

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