A vuelo de pájaro

Se supone que la presencia del Gobernador en la Asamblea Legislativa tiene un sentido. No es para que el Gobernador vaya y diga lo que quiera, o armen un mensaje con los temas que le queden cómodos: no es una entrevista con un periodista amigo, en la que arreglan antes qué le va a preguntar y qué no.

Ese discurso está previsto en la Constitución, se da una sola vez al año, y tiene como fin que el titular del Poder Ejecutivo ofrezca a los representantes del pueblo, diputados y senadores, un informe sobre la situación general del Estado.

Bueno, eso no se hizo.

El último discurso fue una visita a vuelo de pájaro de unos pocos temas y nada más. Se habló de la pandemia, obviamente. Se mencionaron un par de obras públicas ya mencionadas muchas veces antes. Se dijo que va a avanzarse con la minería y pará de contar. Con mucho esfuerzo, estirando la lenta lectura y todo, no se llegó a completar una hora de mensaje.

¿No hay nada para decir?

Parece que en Catamarca la droga y las adicciones no existen. No hubo ninguna mención a este problema. Tampoco a la delincuencia, tampoco al deporte, tampoco a las realidades de los municipios, a la situación social del interior, a las miles de familias que necesitan comedores para alimentarse.

No se dio ninguna explicación sobre los millonarios negocios realizados con el Obispado, no se informó sobre los manejos sin control de las empresas estatales, no se mencionó el avance sobre el Poder Judicial, no se habló del destino de los plazos fijos multimillonarios en dólares ni de los intereses que generan.

Claramente no se hizo referencia a los fabulosos sueldos de los funcionarios, al dinero que discrecionalmente se regala a los ministerios, a la brutal diferencia entre los aumentos que se otorgan a ministros y empleados.

No se dijo nada del desastre educativo: sí, mencionó por qué suspendió las clases. El tema es discutible, pero además no se agota ahí. Con escuelas abiertas o cerradas, qué pasa con este año y medio en que miles de alumnos no aprendieron nada.

¿Cuál fue la compra más grande que hizo el Estado? Un avión de nueve millones de dólares. Ni se lo nombró. ¿Por qué? Supuestamente iba a ser una herramienta importante en Salud, y de Salud sí habló bastante. Que hayan esquivado al avión deja muy claro que la compra y el gasto no se justifican. Era mejor omitirlo, como se omitió alguna explicación sobre las vacunaciones VIP.

Ocho veces nombró a Alberto Fernández, eso sí.

Hay casi veinte ministerios en el Gobierno. Con suerte se habló de cinco áreas. Una prueba cabal e irrefutable de que la gran mayoría no hace nada, no sirve para nada, no aporta nada: ni el propio Gobierno los tiene en cuenta.

ES fácil así dar informe. Te hablo un poquito de lo que quiero y no hay preguntas.

Para lo que sirvió la Asamblea es para mostrar quién tiene la sartén por el mango. Claro que la Constitución señala que es para otra cosa, pero parece que eso ya no le importa a nadie.